La Sal se considera un elemento imprescindible en nuestras vidas puesto que no solo sirve para sazonar y condimentar nuestros alimentos, también sus usos y propiedades han sido requeridos para nuestro bienestar a lo largo de los siglos.
Desde la antigüedad hasta prácticamente nuestro días ha sido un elemento imprescindible en el hogar para la conversación de los alimentos junto con el aceite, habiendo sido durante siglos uno de los grandes antecesores de nuestras actuales neveras.
La sal desde la antigüedad se ha asociado a ceremonias espirituales como un elemento de purificación de energía, puesto que el hecho de sumergirse en ella se ha asociado a la purificación no solo del cuerpo sino también de las energías negativas, el espíritu y el alma, devolviendo al cuerpo la pureza, la armonía y el equilibrio, considerándose un poderoso protector.
A lo largo de los siglos y distintas civilizaciones, la sal o las sales de baño han sido utilizadas por el ser humano, llegando esta costumbre hasta nuestros días y siendo cada vez usadas, un baño de sales no solamente estimulan nuestro sistema circulatorio, también proporcionan otros beneficios a nuestro organismo, sin descartar las sales perfumadas que nos otorgan una piel más suave, un baño de sales con lavanda proporcionan descanso, con magnolia ayuda a tranquilizar y a la meditación, de rosas suaviza la piel e incita a la sensualidad.
En ningún caso podemos olvidar que fue utilizado como desinfectante de las heridas junto con las hierbas, ya que muchas heridas eran sanadas con sal, algo que sigue en uso hoy en día, aunque podamos creer que no, sobre todo en pueblos, hubo una época que la sal era más valorada y cara incluso que el oro por su escasez, teniendo la creencia que si se derramaba traía mala suerte en el hogar por ese motivo se dice que derramarla trae pérdidas económicas, una de tantas supersticiones con explicaciones históricas.
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