miércoles, 2 de julio de 2008

Shiva

Se interpreta el nombre de Shivá como ‘puro’ o ‘aquel que purifica a todos mediante la mención de su nombre’. Esto es, Shivá no es afectado por los tres gunas (características) de prakriti (materia): sattvá (bondad), rayas (pasión) y tamas (oscuridad).


Adicionalmente, Shivá también significa ‘favorable’. Frecuentemente se representa como el esposo de Uma o Párvati. En el proceso de manifestación, Shivá es la conciencia primitiva y crea a los otros miembros del trimurti. Es simbolizado por la sabiduría de la serpiente. Tiene muchos otros nombres, por ejemplo, Shankará (‘causante de prosperidad’) y Mahadeva (‘gran dios’).

Shivá le dio su hacha (paraśu) a Parashu Rāma, un avatar de Vishnú y discípulo de Dattátreia (encarnación combinada de Brahmá, Vishnú y Shivá). El gran arco de Shivá se llama Pinaka y, por consiguiente, él es llamado Pinaki. La mayoría de las representaciones de Shivá muestra el Tridente, otra de sus armas, en el fondo. También es conocido por haber entregado a Pandava Arjuna el arma divina Pashupata, bajo la condición de usarla únicamente contra alguien de fuerzas iguales o sino, el arma habría de destruir el reino mortal.

Según los adoradores de la diosa Kali, ésta nació cuando Shivá miró dentro de sí mismo. Ella es considerada como su reflejo, la divina Adi-shakti o energía primordial mientras que él es el Señor Supremo carente de forma, tiempo y espacio.

En otra versión, Kali fue a destruir los asuras que atacaban Swargaloka, pero se llenó de ira y los destruía de tal forma que puso en peligro el balance natural entre bien y mal que permite la creación. Para calmarla, Shivá se acostó en el suelo a su paso. Cuando ella lo pisó, lo miró y se dio cuenta de a quién había pisado, dándose cuenta de sus acciones y, avergozada por sus actos, se mordió la lengua.

Como Nataraja (‘rey del baile’), Shivá simboliza el baile del universo, con todos sus cuerpos celestiales y leyes naturales complementándose y balanceando el uno al otro. A veces, también se simboliza haciendo su danza de la destrucción, tandava, en el momento del pralaya (disolución del universo, al final de cada kalpa).

Algunos hindúes, especialmente los smartas (seguidores de las regulaciones smriti), creen que Shivá es una de las muchas formas del Atman o Brahman. En cambio los shivaístas lo ven como el verdadero Dios del cual todas las demás deidades y principales emanaron. Esta visión está usualmente relacionada con los grupos bhakti (devocionales) del shivaísmo.

Aun cuando está definido como el destructor en su aspecto Rudra, Shivá es el dios más benevolente. Uno de sus nombres es Ashutosh, aquel a quien es fácil complacer (āśu: ‘rápido’, tosha: ‘satisfacción’). Sus devotos creen que el dios Shivá puede dar muchas bendiciones (tanto materiales como espirituales) a cambio de poco.

Shivá es la realidad última de la felicidad y el éxtasis y todo se completa en él. Shivá está más allá de la descripción, de la manifestación, limitación de la forma, tiempo o espacio. Es eterno, infinito y siempre permanece, todo lo conoce y es omnipotente.

Según los Purānas que lo glorifican a él por encima de otros dioses, Shivá es el dios que Rāma (encarnación de Vishnú) adoró en Rameshwaram. También el dios Krishná (encarnación de Vishnú) lo adoró para tener un hijo que fuera un guerrero invencible. El buen dios Shivá respondió las plegarias de Krishná y lo bendijo con un hijo. Krishná llamó a este hijo Samba, en honor a Shivá.

Otra encarnación de Shivá es el sabio Durvāsa.