Cuando el Buda estaba sentado bajo el árbol bodhi vio dos cosas. Primero vio una gran rueda que abarcaba la existencia condicionada en su totalidad y contenía a todos los seres.
Vio que ésta se encuentra girando constantemente, día y noche, vida tras vida, época tras época.
En el eje de esta rueda observó tres criaturas: un gallo rojo que picotea golosamente la tierra, una serpiente verde con los ojos rojos brillando de ira y un cerdo negro que se revuelca en el lodo de manera inconsciente.
Las tres criaturas forman un círculo y cada una está mordiéndole la cola a la figura que tiene enfrente.
Las acciones hábiles y las torpes
Alrededor del círculo del eje tenemos un segundo círculo un poco más grande, dividido en dos mitades, una blanca y otra negra. En ellos hay figuras de hombres y mujeres.
Las de la mitad blanca están ascendiendo y sus expresiones reflejan gozo y alegría. Las figuras de la mitad negra están descendiendo, hundiéndose cada vez más. Sus expresiones son de angustia y terror.
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