martes, 25 de noviembre de 2008

Los seis reinos de la existencia


El siguiente círculo de la rueda es el más grande y se divide en seis segmentos. Cada uno representa un mundo entero. Es posible ver cada segmento como si fuera un estado mental o un plano de conciencia. Está el mundo de los dioses o devas, que disfrutan todo tipo de deleites. Para ellos la existencia es como un sueño placentero. Está también el mundo de los asuras, que viven en un estado de constante hostilidad y envidia, siempre peleando. Llevan armaduras y luchan por conseguir los frutos del árbol de los deseos. En el siguiente segmento tenemos a los pretas o espectros hambrientos. Tienen un estómago enorme, un cuello largo y delgado y una boca diminuta. Su hambre es atroz pero la comida que llega a su boca se convierte en fuego o inmundicia. En otro segmento encontramos a unos seres atormentados, algunos congelándose en el hielo y otros quemándose en el fuego. Otros más son decapitados, cortados a la mitad o devorados por monstruos.
En el siguiente segmento vemos diferentes animales: peces, insectos, pájaros, reptiles, mamíferos... algunos grandes y otros pequeños, unos pa¬cíficos y otros predatorios. En el último segmento se encuentran los seres humanos, con sus casas y tierras, sus jardines y campos, algunos cultivando la tierra, unos vendiendo, otros comprando, unos cocinando y alguno meditando.

Son los segmentos de este círculo que conforman seis tipos diferentes de mundos o de estados mentales. Sus habitantes no permanecen en ellos por periodos indefinidos; aparecen en un mundo y luego reaparecen en otro.

martes, 14 de octubre de 2008

El eje de la rueda de la vida

Cuando el Buda estaba sentado bajo el árbol bodhi vio dos cosas. Primero vio una gran rueda que abarcaba la existencia condicionada en su totalidad y contenía a todos los seres.

Vio que ésta se encuentra girando constantemente, día y noche, vida tras vida, época tras época.

En el eje de esta rueda observó tres criaturas: un gallo rojo que picotea golosamente la tierra, una serpiente verde con los ojos rojos brillando de ira y un cerdo negro que se revuelca en el lodo de manera inconsciente.


Las tres criaturas forman un círculo y cada una está mordiéndole la cola a la figura que tiene enfrente.

Las acciones hábiles y las torpes


Alrededor del círculo del eje tenemos un segundo círculo un poco más grande, dividido en dos mitades, una blanca y otra negra. En ellos hay figuras de hombres y mujeres.

Las de la mitad blanca están ascendiendo y sus expresiones reflejan gozo y alegría. Las figuras de la mitad negra están descendiendo, hundiéndose cada vez más. Sus expresiones son de angustia y terror.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Rueda de la vida

La Rueda de la Vida es una imagen clásica del Budismo Tibetano.

Sostenida por el Señor de la Muerte representa los seis reinos de la existencia: el Reino de los Dioses, el de las Deidades Guerreras, el de los Seres Humanos, el de los Animales, el de los Espíritus Hambrientos y el del Infierno, por los que todas las almas pasarán en sus reencarnaciones.

Este mándala representa el interminable ciclo del sufrimiento en el nacimiento, muerte y renacimiento y sus dos caminos: el mal karma a su derecha, y el buen karma a la izquierda.


El sufrimiento resulta de la existencia de los llamados “Tres Venenos” que son la codicia, la agresión y la ignorancia. Cuando logramos liberarnos de estos 3 venenos, recordando la verdadera naturaleza de toda existencia, es cuando logramos liberarnos del sufrimiento.

miércoles, 2 de julio de 2008

Shiva

Se interpreta el nombre de Shivá como ‘puro’ o ‘aquel que purifica a todos mediante la mención de su nombre’. Esto es, Shivá no es afectado por los tres gunas (características) de prakriti (materia): sattvá (bondad), rayas (pasión) y tamas (oscuridad).


Adicionalmente, Shivá también significa ‘favorable’. Frecuentemente se representa como el esposo de Uma o Párvati. En el proceso de manifestación, Shivá es la conciencia primitiva y crea a los otros miembros del trimurti. Es simbolizado por la sabiduría de la serpiente. Tiene muchos otros nombres, por ejemplo, Shankará (‘causante de prosperidad’) y Mahadeva (‘gran dios’).

Shivá le dio su hacha (paraśu) a Parashu Rāma, un avatar de Vishnú y discípulo de Dattátreia (encarnación combinada de Brahmá, Vishnú y Shivá). El gran arco de Shivá se llama Pinaka y, por consiguiente, él es llamado Pinaki. La mayoría de las representaciones de Shivá muestra el Tridente, otra de sus armas, en el fondo. También es conocido por haber entregado a Pandava Arjuna el arma divina Pashupata, bajo la condición de usarla únicamente contra alguien de fuerzas iguales o sino, el arma habría de destruir el reino mortal.

Según los adoradores de la diosa Kali, ésta nació cuando Shivá miró dentro de sí mismo. Ella es considerada como su reflejo, la divina Adi-shakti o energía primordial mientras que él es el Señor Supremo carente de forma, tiempo y espacio.

En otra versión, Kali fue a destruir los asuras que atacaban Swargaloka, pero se llenó de ira y los destruía de tal forma que puso en peligro el balance natural entre bien y mal que permite la creación. Para calmarla, Shivá se acostó en el suelo a su paso. Cuando ella lo pisó, lo miró y se dio cuenta de a quién había pisado, dándose cuenta de sus acciones y, avergozada por sus actos, se mordió la lengua.

Como Nataraja (‘rey del baile’), Shivá simboliza el baile del universo, con todos sus cuerpos celestiales y leyes naturales complementándose y balanceando el uno al otro. A veces, también se simboliza haciendo su danza de la destrucción, tandava, en el momento del pralaya (disolución del universo, al final de cada kalpa).

Algunos hindúes, especialmente los smartas (seguidores de las regulaciones smriti), creen que Shivá es una de las muchas formas del Atman o Brahman. En cambio los shivaístas lo ven como el verdadero Dios del cual todas las demás deidades y principales emanaron. Esta visión está usualmente relacionada con los grupos bhakti (devocionales) del shivaísmo.

Aun cuando está definido como el destructor en su aspecto Rudra, Shivá es el dios más benevolente. Uno de sus nombres es Ashutosh, aquel a quien es fácil complacer (āśu: ‘rápido’, tosha: ‘satisfacción’). Sus devotos creen que el dios Shivá puede dar muchas bendiciones (tanto materiales como espirituales) a cambio de poco.

Shivá es la realidad última de la felicidad y el éxtasis y todo se completa en él. Shivá está más allá de la descripción, de la manifestación, limitación de la forma, tiempo o espacio. Es eterno, infinito y siempre permanece, todo lo conoce y es omnipotente.

Según los Purānas que lo glorifican a él por encima de otros dioses, Shivá es el dios que Rāma (encarnación de Vishnú) adoró en Rameshwaram. También el dios Krishná (encarnación de Vishnú) lo adoró para tener un hijo que fuera un guerrero invencible. El buen dios Shivá respondió las plegarias de Krishná y lo bendijo con un hijo. Krishná llamó a este hijo Samba, en honor a Shivá.

Otra encarnación de Shivá es el sabio Durvāsa.

jueves, 8 de mayo de 2008

Historia del hinduismo (2)

En la corriente hinduista impersonal, Dios es denominado Brahmán. Todos los demás seres son su expresión, por lo que se le considera principio del universo. Esta visión puede ser llamada panteísmo. Hay que diferenciar que el Brahmán impersonal es la forma no personificada de Dios, y es distinto de Brahma, quien es el creador de este universo. Brahma es un alma encarnada muy elevada que ocupa temporalmente ese puesto elevado dentro del mundo material, pero que puede caer de su puesto y ser reemplazado por otra entidad. Según la complejidad de cada universo, el Brahmá creador puede tener distinto número de cabezas (hasta mil).


Sin embargo, la complejidad del hinduismo es tal, que difícilmente puede etiquetarse o darle una descripción. Una de sus características es la multiplicidad de dioses. En textos occidentales llegó a hacerse popular la tríada hindú, llamada Trimurti (‘tres formas [de Dios]’: los dioses masculinos Brahmā, Vishnú y Shivá), pero generalmente nadie adora a los tres dioses. Muchos hinduistas adoran a la diosa Durgā (conocida por algunos por uno de sus aspectos como Kali), pero también a un gran número de otros dioses, incluidos dioses comarcales.

La presencia de escuelas diferentes dentro del hinduismo no debe ser vista como un cisma. Por el contrario, no hay animosidad entre las escuelas. En vez de eso, hay una polinización de las ideas entre las escuelas, y un debate lógico que sirve para refinar el entendimiento de cada escuela del hinduismo. Es común y está permitido que un individuo siga una escuela pero tome la perspectiva de otra para cuestiones puntuales.



Monoteísmo: muchos hinduistas creen en un solo dios.

Politeísmo (creencia en varios dioses): porque —como varias religiones de la India— profesan el sincretismo.

Advaita: un tipo de hinduistas que creen en un Dios abstracto, o en un Dios energía, no persona.

Idolatría: para los hinduistas, Dios puede entrar en una estatua (murti) para permitir su adoración (baño, ofrenda de comida, etc.).

Dentro del monoteísmo se pueden incluir el vishnuismo (o vaisnavismo), el shivaísmo (que adora al dios Shivá) y el shaktismo (que adora a la diosa Kali), opuestas a la doctrina advaita (donde los jñanis estudian al Brahman impersonal).

Hay prácticas que todos respetan, como reverenciar a los bráhmanas (sacerdote) y a las vacas, no comer la carne de éstas y casarse sólo con una persona de la misma casta (el hinduismo establece el sistema social de castas).

Fuera de esto, no existen preceptos rigurosos acerca de cuándo deben formularse las oraciones y realizarse los ritos, ni propiamente una jerarquía eclesiástica.

El hinduismo se conforma como lo conocemos en la actualidad a partir del siglo III a. C., combinando doctrinas budistas con creencias brahmánicas (de castas) y dravídicas.

domingo, 27 de abril de 2008

Historia del hinduismo

El hinduismo no posee fundador, no es una religión ni una filosofía sino una suma de ellas, un conjunto de creencias metafísicas, religiosas, cultos, costumbres y rituales que conforman una tradición, en la que no existen ni órdenes sacerdotales que establezcan un dogma único, ni una organización central.


Se trataría más bien de un conglomerado de creencias procedentes de pueblos de diferentes regiones junto con las que trajeron los arios que se establecieron en el valle del Indo.

Los hinduistas llaman a aquella tradición religiosa sanātana dharma (‘religión eterna’), porque creen que no tiene principio ni tendrá fin. Según ellos ha existido durante más de 5000 años. Consideran que el hinduismo es la tradición religiosa más antigua del mundo.

El número de hinduistas, dentro y fuera de la India, abarca a más de 800 millones de personas. En la India, los hinduistas son el 75% del total de la población.

El hinduismo está estructurado por varias religiones que son tan diversas como contrarias en sus formas. Dentro del hinduismo hay ideologías religiosas politeístas, monoteístas, panteístas, ateas (en sentido limitado, es decir, que pueden reconocer la existencia de realidades sobrenaturales), etc. De igual forma existe un conjunto de filosofías que abre un abanico de posibilidades. Pero a pesar de parecer una ideología politeísta, es netamente una religión monoteísta, donde cada semidiós del panteón hindú, es la personificación de una de las potencias de un único Dios.

El hinduismo carece de una doctrina única. Cada rama de dicha religión sigue la suya propia: Los vaishnavas creen en un ser supremo eterno, llamado Vishnú, sin embargo, los vaishnavas gaudiyas (‘vishnuistas bengalíes’) adoran exclusivamente a Krishná.

En el Vedānta esa suprema realidad es denominada Brahmán, no tiene pasado, presente ni futuro y es infinito. Todos los demás seres del universo son su expresión, por lo que se le considera principio del universo. Esta visión puede considerarse panteísmo o monoteísmo según el punto de vista.

Los shivaístas de Cachemira creen en un solo dios, Shivá, y niegan la importancia de Brahmā y Vishnú. Su visión monista del universo ha sido plasmada en los Shivá Sūtras. Por otra parte la filosofía Samkhya de Kapilá es una filosofía profundamente atea y actualmente considerada ortodoxa.

Aunque en el hinduismo hay diversidad de creencias, básicamente los hinduistas creen que detrás del universo visible (Māyā), al que atribuyen ciclos sucesivos de creación y destrucción, hay otra existencia eterna y sin cambios. Abandonar el ciclo de reencarnaciones (samsara) y retornar al universo espiritual constituye el mayor de todos los logros para los hinduistas.

martes, 12 de febrero de 2008

Diferencias entre budismo e hinduismo.

En la India, la idea de reencarnación era ya parte del contexto en el que nació el budismo. En el budismo se prefiere el término "renacimiento" en vez de "reencarnación", debido a que no afirma la existencia un alma perdurable que pueda transmigrar. Así, el renacimiento en el budismo no es igual que la reencarnación en el hinduismo. Para entender el renacimiento es necesario entender también el concepto de anatta.


En el renacimiento budista, el proceso del karma hará que la existencia de seres conscientes se manifieste, pero no existe un alma o espíritu eterno. Así, las acciones de cuerpo, habla y pensamiento conllevan efectos que se experimentarán con el tiempo, ya sea en la vida actual o siguiente. La continuidad entre individuos la constituye esa corriente causal, que es manifestada como tendencias y circunstancias en sus vidas.

El renacimiento no es visto como algo deseable, ni significa un determinismo o destino. El camino budista sirve para que la persona pueda liberarse de esa cadena de causas y efectos. Mientras no exista un cese de este ciclo, nuestra vida es Samsárica. Si bien el individuo debe experimentar las circunstancias en las que le toca vivir, a la vez es el único responsable de lo que decida hacer frente de ellas.

La meditación, práctica fundamental en el budismo, es una herramienta útil para el budista. Con esta práctica aprende a observar cómo no existe un dueño de (sus) pensamientos, pero que a la vez es responsable de lo que decida hacer con estos. El apego o no apego son por tanto la clave para lograr conseguir más ecuanimidad respecto a sí mismo y al mundo.

lunes, 7 de enero de 2008

Feliz 2008

Según la leyenda de Oriente, Buda llamó, antes de morir, a todos los animales para legarles su verdad, la rata, de los doce que se presentaron, estuvo primera. No podía ser de otra forma, donde la ocasión demuestre un gran provecho personal, ella se las arregla para llegar. Seguramente, este año 2008, su año, la rata contagiará al resto de los animales del zodíaco con su agudeza y simpatía, trayéndoles buena fortuna y también capacidad de previsión para que nada falte en el futuro. Cada animal se convirtió en un signo del zodíaco chino influenciando la personalidad de quienes nacían bajo su reino. Además este año estará regido por el elemento tierra y la energía yang.


¿Qué implica entonces que el 2008 esté regido por una rata tierra con energía yang?

El elemento tierra le dará a la laboriosa pero fluctuante roedora mayor estabilidad y concentración, a la vez que el aspecto yang potenciará su energía vital y alegría. Realmente, una combinación explosiva, una fórmula muy prometedora para alcanzar importantes objetivos de prosperidad y crecimiento: Coraje e iniciativa + perseverancia y equilibrio + energía vital y optimismo = éxito. Será entonces cuestión de dejarse influenciar por su energía y aprender de sus virtudes y debilidades.

FELIZ 2008